Son muchos los nombres que oímos cuando nos referimos a pantallas en nuestros teléfonos inteligentes, ejemplo: LCD, LED, IPS, OLED, SUPER LCD, AMOLED, POLED, algunos utilizados para diferenciar la evolución de una tecnología anterior y otros simplemente trabajo de marketing, lo cierto es que todos esos nombres los podemos agrupar en dos tipos de paneles o tecnologías: LCD y OLED.
En una pantalla de cristal líquido (o LCD como se le conoce comúnmente) los pixeles están formados por cristales líquidos que al ser estimulados mediante electricidad se vuelven traslucidos (opacos), de este modo evitan que pase la luz o cambian su tonalidad creando los negros en el primero y los colores en el segundo.
Las pantallas LCD no son nuevas en el mercado, llevan con nosotros mucho tiempo pero han existido mejoras en la construcción de los paneles permitiéndole adoptar mayores resoluciones, una gama de colores más amplia, una tasa
de refresco (actualización) más alta de la imagen y mejores ángulos de visión.
Cuando decimos IPS o TFT también estamos hablando de LCD. Las pantallas IPS son una mejora al estándar de TFT que ganó especial relevancia cuando Steve Jobs lo uso para describir la tecnología que daba vida a la pantalla Retina del mítico iPhone 4 en su lanzamiento. TFT e IPS solo son diferentes implementaciones de una misma tecnología con las diferencias que esto conllevan.
Las pantallas LCD también son LED, en este tipo de panel los pixeles no están formados por LED independientes sino que la luz que da vida a la pantalla y que incide sobre los cristales líquidos sí lo es.
Entre las pantallas LCD hay dos subconjuntos: IPS y TN, las TN aunque son poco conocidas son las más usadas incluso que las IPS, las diferencias entre ellas es que la segunda da mejores colores y ángulos de visión mientras que las TN brindan tasas más altas de refresco.
Un diodo orgánico de emisión de luz (u OLED como se le conoce comúnmente) tiene un funcionamiento más sencillo si vamos a comparar. Los diodos emisores de luz sí funcionan como pixeles y subpixeles independientes que crean una imagen (como muchos bombillitos que entre todos construyen una imagen).
Las pantallas AMOLED (producidas en su mayoría por
Samsung Electronics) son la implementación OLED ampliamente difundida y adoptada por los fabricantes de teléfonos inteligentes en las gamas altas y medias-altas de la actualidad gracias a bondades como la precisión en la reproducción de los colores y mejor gestión energética ya que apaga los pixeles encendidos innecesariamente. AMOLED es más un nombre comercial que un tipo de tecnología única aunque podemos encontrar diferentes tipos de implementaciones OLED como Pen Tile (o Stripe), nombres que indican el modo en que está ordenada la matriz de subpixeles, alineados en el primero y algo más compactos en el segundo. Existe otro tipo de implementación llamada Quattron licenciada por Sharp, se diferencia en agregar un subpixel amarillo que suma cuatro frente a los tres RGB tradicionales y que en teoría debería ofrecer una mejoría en la gama de colores.
Cuando comparamos las pantallas OLED con las LCD tendemos a hablar de la brillantez de los colores y cómo las OLED destacan en eso, cosa que no es totalmente cierta, lo cual no quiere decir que nuestra vista nos engañe sino que ambos paneles pueden presentar similar saturación, son los fabricantes los que reducen la saturación de rojo y verde en los paneles LCD con el objetivo de disminuir el consumo energético de estos paneles que es más elevado en este tipo de tecnología.
Por otra parte tenemos que los paneles LCD en su mayoría son más económicos y fáciles de fabricar lo que las hace más comunes y utilizable en pantallas de gran formato como los televisores. Cada una de estas tecnologías sigue presentando mejoras y luchan por ser el futuro de nuestros gadgets como son las mini LED y las micro LED pero de eso se hablará en otro artículo.